viernes, 17 de junio de 2011

TÉCNICAS PARA QUE PASE RÁPIDO EL TIEMPO



“Sebastián, sin el San de la ciudad, ésa es la cinco horizontal, ¡mema!”

Tiene razón. Como siempre. La odio. Como siempre. Las demás sé que se están riendo por dentro, aunque ninguna dice nada. Arrojo el crucigrama a un lado. Ahora si que noto algunas sonrisas.

Faltan diez minutos, o quince. Hace un rato miré la hora, así que no creo que falte mucho más. Me da no sé que volver a mirar. No quiero volver a llamar la atención, pero no aguanto más. Ocho minutos. No está mal. Ahora huelo a ajo. Eso si que me da asco, no sé por qué le gusta a la gente. Que si da sabor, pues si. A mierda.

Se acerca otra vez. Estoy segura de que se le ha ocurrido algo nuevo. Lo veo en su mirada, y también en los movimientos seguros con los que se aproxima. Se detiene, inmóvil. Para darse importancia, que todo el mundo esté preparado para lo que va a hacer. Hace unos meses, me habría horrorizado. Pero ahora resulta entretenido, hasta gracioso.

Y, total, todavía quedan cinco minutos para poder salir al patio de la cárcel.



17 de Junio de 2011

miércoles, 15 de junio de 2011

CONOCIMIENTOS IRREALES



“Aplica la lógica, hija”

Tiene la frente fruncida, pero no perlada de sudor. Nunca se sabe si está cansado, excepto cuando lo proclama a gritos. Es horroroso. Mi tío Eusebio.

“Todo tiene su truco. Todo. Y lo que no, es que no merece la pena”

Apenas un último rayo de sol ilumina la trastienda polvorienta. No se puede una imaginar esa habitación limpia, impecable. Y con ese olor tan característico como asqueroso.

“Otras veces han recurrido a mí, pero nunca me dio la gana, ¿sabes?”

Aguantarle la mirada pase lo que pase. Eso y tener una paciencia franciscana, monacal. Como si el mundo no se fuera a acabar dentro de diez minutos, ni el mes que viene. Pero, sobre todo, esperar el momento preciso.

“Tú dime, de cuanto se trata”

No puedes temblar. Ni un poquito. Tiene un sismógrafo interno que usa para detectar el más ínfimo de tus miedos. Un arma asesina.

Abro la boca muy despacio intentando transmitir la más ciega de las seguridades:

“Doscientas. La entrada mía y la de mi amiga”

Tío Eusebio abre resoplando el cajón de la mesita. Victoria.


15 de Junio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

Creadores de Belleza




“Fue en la época en que la gente venía aquí a trabajar. Con el dinero justo para pagar el billete de tren y escapar del hambre. Pobre gente”

Amadeo ladea la cabeza ligeramente. Parece mirar al otro lado de la enorme cristalera de la residencia, hacia el soleado día primaveral que hace fuera. Un viento sur racheado agita las ramas de los tilos del jardín con un vigoroso movimiento.

“Las cosas no se investigaban antes como ahora, ni mucho menos. Mira, en eso se ha ido a mejor. Los Carlines eran unos desgraciados, ahora lo veo claro. Ahora que no queda ni uno vivo. Claro que, tampoco se merecían mucho más. Nos hicieron la vida imposible. Eso si que sabían hacerlo bien, si, desde luego”.

Amadeo cambia de postura y la silla de ruedas lanza un crujido al que no presta atención. Aparece un helicóptero revoloteando encima de los árboles de una loma. La distancia impide oír el estruendo de sus hélices.

“Eso si que es un invento de la leche. Te elevas por encima de cualquier cosa, de cualquier porquería con una facilidad insultante. Ya hubiera querido yo subir a uno el día que Colás Carlines le hizo aquello a mi hermana Rosa, ya. Me hubiera ahorrado los veintidós años en el penal del Dueso. Y, todo ¿para qué?"

Se acerca una chica uniformada con un carrito lleno de cosas. Parece que nos va a interrumpir por un momento, pero nos esquiva, y nos deja solos.

Eternamente.


1 de Junio de 2011
 
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