sábado, 26 de febrero de 2011

PERSONAS REALES



Las madrugadas son las mejores horas para pensar contigo mismo. Era lo que decía, a veces, Alfre, cuando se ponía melancólico, o sea , poco antes de que nos dieran la cena. Después de cenar, no hacía reflexiones. Se limitaba a contarnos una y otra vez la misma historia de sus putas. No era la misma porque cambiaban los detalles, cada tres semanas, más o menos. Una vez era una albana, otras era una coja pero con mucha gracia. Siempre acababa con la misma risotada , y después se iba a dormir, tambaleando por los pasillos del pabellón. La verdad es que era soportable porque era una rutina, y aquí es lo que necesitas desesperadamente, seguir los mismos pasos uno tras otro, un día y el siguiente. Así hasta que se acabe. Y esto se acaba mañana. Y ahora es la madrugada del último día.

- No parece la nota de un suicida.

Devuelvo la nota escrita a mano al doctor. Mejor dicho, la deposito encima de la mesa justo enfrente de donde él se sienta con ese semblante tan serio. El doctor no cumplirá los cincuenta. Usa lentes semiprogresivas, utiles en un entorno de oficina. Sus manos son delicadas y pequeñas en relación a su tamaño corporal. Creo que intenta parecer convincente, pero rechazo la idea , porque un médico siempre ha de parecerlo, va en el sueldo. Ahora es el momento en que tiene que decirme que cree que ha pasado con la tía Aurelia. Efectivamente, se quita las gafas y se estira en su sillón . Junta los brazos y entrecruza los dedos de ambas manos. Su cabeza se eleva ligeramente , antes de empezar a hablar .

26 de Febrero de 2011

martes, 22 de febrero de 2011

QUITATE LA CABEZA

Afloja el nudo de la corbata que no llevas

Estira tus brazos hasta tus manos

Sienta tu vida en una silla que cojea y se arrastra entre pesares

Y yace lentamente

Sonriendo a trocitos

En silencio

22 de Febrero de 2011

lunes, 21 de febrero de 2011

TODOS TUS MUERTOS


Abro los ojos poco a poco. Sin que el despertador me ponga el corazón en un puño. Porque no lo he puesto. Me quedo un rato en la cama, dando un par de vueltas. La verdad es que he dormido muy bien, estoy descansado. Salto de la cama y subo las persianas del cuarto. Ayer dijeron que la mañana iba a ser lluviosa, pero de momento el sol luce bastante potente. Algo de viento, eso si, que veo moverse bastante las hojas de los tilos del paseo de la calle. Voy a desayunar.

En la cocina veo la nota que he clavado en el panel de la pared. El panel lo puso Gracia, que siempre que veía una peli en la que salía una se quedaba como tonta. La nota dice que tengo que pasarme por la carpintería a liquidar el último pago de lo de las puertas. Bueno, hasta a eso de las once, no tengo prisa.

Pongo la tele. Al encenderse aparece tele 5. Cambio de inmediato y en el canal que sintonizo un anuncio de Ikea dice que no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Bueno, pienso que es una forma de verlo. Cambio a otro de noticias. Las escucho mientras mecánicamente me hago unas tostadas de pan de molde. Se me ocurre que las noticias también son un ruido mecánico que necesito para poder desayunar. Y que da lo mismo lo que digan. Si alguna vez dicen algo distinto. Que es esa es otra.

Miro el reloj, pero como con desgana. Pienso en encender el ordenador, pero luego decido hacerlo a la vuelta de la carpintería, con más tranquilidad. Puede que, durante el viajecito ocurra alguna cosa curiosa que luego contar a los colegas de la red. Más que nada, para empezar una discusión de esas que no se saben donde van a acabar. Y que a veces, no lo hacen.

Me acabo de preparar, dejo enfriarse las tostadas, y bajo a desayunar a la cafetería de abajo. En el portal recojo el correo. Todo facturas, como siempre. Menos una carta. Es la nómina de Nestle, la de ‘un sueldo para toda la vida’. Me la guardo en el bolsillo de la chaqueta sin abrir, pues ya sé lo que pone. Salgo a la calle.

Sonriendo.

21 de Febrero de 2011

miércoles, 16 de febrero de 2011

MONSTRUOS (5)




Mira hijo, he procurado enseñarte todo lo que sé. No puedo decir que lo haya hecho bien, pero esa ha sido mi intención. Bueno, la mía y la de tu madre. El resto de la familia, no cuenta. Sí, han estado ahí, desde luego, no digo que no, pero ahora sólo contamos nosotros.

El mundo es un lugar asqueroso. Sucio. Repulsivo. Aquellos que lo ven de otra manera, no son más que unos idiotas. Es decir, gente en la que confiar poco, o muy poco. Por que en general, todo el mundo miente todo lo que puede. Créeme que es así. Sólo se dice la verdad cuando no queda más remedio, y a veces ni así. Tienes que desenvolverte entre suposiciones si no tienes pruebas. Casi siempre a ciegas. Y ahí es donde algunos se desenvuelven de maravilla. Tienen lo que otros llaman suerte.

Pero no es así. La suerte es esa habilidad. No te creas otra cosa. Aunque normalmente se tarda toda una vida en comprobar que es así. Demasiado tiempo, hijo, demasiado.

Sé que no te hará mucha gracia leer estas palabras. Que no es eso lo que quieres leer, que lo que quieres es otra respuesta a lo que seguramente te estarás preguntando: ¿ qué va a pasar con mi herencia?. Te estarás haciendo cábalas, así que te adelanto la verdad antes de nada. Hemos vendido todo y nos vamos a recorrer el mundo. Todo lo que podamos.


Y eso es todo.

Adiós, hijo.

16 de Febrero de 2011

martes, 15 de febrero de 2011

MONSTRUOS (4)


Ya están casi todas mis piezas listas. Bueno, las que se montan en esta parte del taller. Que son las importantes, las que me van a hacer funcionar. Las otras las ponen al final, son pocas, pero muy visibles, eso sí. Cosméticas, dicen algunos. No sé.

El grandullón con manos de pianista es el que verifica que todo esté correctamente montado. Parece un niño eternamente enfadado, con esas eternas coletillas en las que se va cagando, por orden, en todo el santoral, con predilección por cierta virgen de su pueblo natal. En realidad, no se sabe si es buena gente, o un cabrón redomado. Sus ademanes, de todas maneras son siempre precisos, y jamás maltrata el material, a dios gracias. Afortunadamente, estamos poco tiempo en sus manos, unos tres minutos por unidad. Y después, pasamos a los dominios del gordito bajito.

Este nos coge en grupo. Un lote de diez a la vez. A veces veinte. Nos lleva en una caja especial que tiene, que ha rotulado con sus iniciales, para que nadie se la coja. Alguien ha añadido un monigote debajo, pero esto no parece importarle. El gordito es muy calmado, y siempre está sonriente. Sus movimientos son rápidos. No tarda nada en colocarnos, a las diez, en la caja. Claro que está todo el día haciéndolo, pero una vez que estuvo de baja, le sustituyó el chico de la furgoneta, y menuda diferencia, que hasta por el suelo se caían. En cambio el gordito nos trata como si te conociera de toda la vida. Como si no tuviera que preguntarte nada, aunque en realidad acaba de conocerte.

De ahí pasamos a la sala insonorizada que está en el sótano. Han puesto códigos de acceso en las puertas que la guardan, pero creo que no es por nosotras, sino por que allí nos cargan, y tienen mucho material para ello, lo que es lógico.

El gordito se pone gafas y cascos antes de sacarnos de la caja. Nos pone un cargador lleno que tiene ya preparado sobre una mesa. Apunta en un listado el número que tenemos en la base de la culata, y dispara sobre el blanco que está a 10 metros.

Después, anota el resultado en la hoja. Y lo hace mordiéndose la lengua.

Un poco.

15 de Enero de 2011

sábado, 12 de febrero de 2011

MONSTRUOS (3)


Germán dice de ir a tomar un café antes. Miró la hora en el reloj de pulsera que aún llevo (no me gusta lo de mirar la hora en el móvil), y la verdad es que vamos sobrados, cosa rara. Accedo a parar en un bar cercano, pero no me gusta hacerlo. Los paisanos suelen darse cuenta de quienes somos, y de a qué vamos por el barrio. No suele haber líos, es cierto, pero no me gustan las miraditas, ni adivinar ciertos comentarios a distancia. Para nada.


El bar está casi vacío. Germán dice que es por la ley. La del tabaco. No sé. De los que vamos, ninguno fuma desde que Angel, el conductor, lo dejó el año pasado. Por cierto, que nos ganó una cena, porque ninguno creíamos que iba a ser capaz. Como pardillos caímos todos y tuvimos que pagar la mariscada. Hoy estamos como perezosos, o indolentes. O las dos cosas a la vez, pero el caso es que nadie parece tener prisa por levantar el culo de la silla. Sacamos un tema de conversación tras otro, pero no le hincamos mucho el diente a ninguno. Desganaos.

Salimos un buen rato después a la calle. El domicilio está dos calles más allá. Suena el móvil de Germán. Le oímos como contesta a su mujer. Parece que ha pasado algo serio. Nos paramos todo el grupo, como sin saber muy bien qué hacer. Germán escucha un largo rato en silencio pero con cara de preocupación. Estoy a punto de decirle con un gesto que seguimos y le esperamos un poco más delante, pero justo entonces Germán pega un grito, y da la espalda al grupo. Su mano aplasta el teléfono contra su cabeza, mientras se inclina tanto que no sé cómo no se cae de bruces.

Un minuto después nos dice que tiene que ir urgentemente al hospital. Apenas le oímos decir algo de su hija mientras se aleja a paso rápido. Por unos instantes nos quedamos mirando, hasta que el profesionalismo se impone.

Saco de la cartera la documentación del desahucio y nos dirigimos juntos al domicilio.


12 de febrero de 2011

miércoles, 9 de febrero de 2011

MONSTRUOS (2)



Mira lo que acaba de escribir este capullo: “Ya podemos ver la revolución en directo en el Iphone”. Y lo estoy leyendo en mi propio Iphone, sentadito en esta terracita. Con mi vermucito, mis patatitas, y mi cigarrito bien encendido.

Como si lo de Egipto fuera una revolución. Pobres diablos. No van a salir de una para meterse en otra. Una revolución como dios manda es mandar todo a tomar por bul. Bueno, no todo no. Basta con que se mande a tomar por bul al dinero. Que es lo único que no van a hacer, ni estos, ni los musulmanes, ni las madres que los parió a todos.

Y es lo único que hace falta. Lo único.

Se ha levantado un poco de viento. Aunque sea Sur, me molesta el viento. No lo aguanto. Y que me levante la falda no te digo. Al frikie de la mesa de al lado casi se le vuela el sobre de la carta que acaba de abrir. Será frikie, pero tiene buenos reflejos: lo ha pillado al vuelo, casi. Ahora, es más feo que pegarle a un padre paralítico. El sobre es de un laboratorio, unos análisis, seguro. No me extrañaría que estuviera acojonado por si ha pillado la sífilis en un puticlú. Vamos, que me apostaría el Iphone contra la cartera esa cojonuda que tiene en la silla de al lado. Y que no le pega nada al pavo éste. Igual se la han dado en el banco por llevar los ahorros de su tía-abuela, o algo del estilo.

Me llega otro mail al móvil. Teresa. Ya no me llama, porque sabe que no se lo cojo, pero sabe que si me llegan los correos. Ha pillado el asunto, que no es nada tonta. Pero es igual, no lo voy a abrirlo, así que se jode igualmente.

Mira, ahora sigue el de antes diciendo que si nos vamos a quedar sentaditos al otro lado de la pantalla, viendo tan comoditos la revolución.

Pues claro.

Todavía no he acabado el vermouth .

9 de Febrero de 2011

martes, 8 de febrero de 2011

MONSTRUOS (1)




Mordisqueo un croissant. Creo que me miran todos. La gente que pasa por la calle y la gente que está sentada en la terraza, porque me he sentado en la terraza pese a que no fumo. Pero es que hace buen día con solecito y viento sur.

No me gusta el viento sur.

En la cartera llevo la carta del laboratorio. No sé por qué llevo esta cartera de ejecutivo. No pega nada con mi cara llena de granos, las gafas no a la moda, ni con la ropa desde luego. Pero me gusta esa cartera. Odio a los que llevan mochilitas o mochilones. Y no voy a llevar bolsones de chica. Más que nada porque los que son un poco grandes, para que me puedan entrar mis cacharrejos, son horribles. La cartera de piel que uso, está bien. Me costó un pastón y pesa un huevo ya vacía. Es igual, me gusta y punto.

Echo una ojeada a mi alrededor. Casi todas las mesas están ocupadas. Casi todo el mundo fuma. Yo creo que han subido los precios para amortizar el costo de las estufas exteriores. Sería de tontos no hacerlo. Decía un compi, que los bares no son oneges. Nos ha jodido que no.

He oído en la radio que mucha gente se pira de las terrazas sin pagar. Así que me han hecho pagar nada más sacarme el café con leche con el croissant. Y eso que me conocen de hace mucho. Aunque no vengo a menudo. Es que odio un poquito a la gente. Según el día.

Abro la cartera y saco el sobre de una vez. El café me ha dado energías. Lo abro sin miramientos. No me importa que se note que lo he abierto. Miro los listados de cifras. Hace dos días no habría entendido nada de nada. Hoy ya sé donde tengo que fijarme, y lo hago.

Vuelvo a meter las hojas en el sobre. El camarero me está mirando, como si no hubiera pagado la cuenta.

Infeliz.

8 de Febrero de 2011

lunes, 7 de febrero de 2011

PARA DESTRUIR LA NADA


Miro tus palabras. No las leo.

Intento saber como te sientes

Por la forma en que escribes

La manera en que arrancas tu mundo con tus letras

Y estampas delicadamente un aún no sé nada

Al final de cada punto,

y de cada adiós


7 de Febrero de 2011

viernes, 4 de febrero de 2011

Luz que Ilumina el Mundo




No sabes lo que me ha costado aguantarme. Quería que tú fueras primero.

Inútilmente.

32 días. 32 mundos. 32 no se sabe.

Escribir poemas en salsa inteligente.

Rematar esta locura yacente, o subyacente.

Decir que sí a la vida intermitente

Pulsar el vacío y como un salvaje

tragarlo todo


4 de Febrero de 2011

jueves, 3 de febrero de 2011

Paisajes, Desgracias y Silencios



“Va de narices, si. Siempre lo he dicho. Pero, oye, no sé, siempre que veo una por la carretera, que se me va la vista detrás.”

Marcos tenía una moto cojonuda. Llevaba no sé cuanto tiempo detrás de ella. Años. Y ahora ya la tenía, por fin. Me acuerdo de mi profe de filosofía del cole. Del día que nos señaló una mesa, diciendo: ‘veis esta mesa, ¿verdad?, pues a partir de ahora, a partir de que ya la conocéis, ya no es la misma mesa de antes. Ese es el problema del conocimiento. Ni más, ni menos.’

Pero no es ese el problema de Marcos. Simplemente su moto no le gustaba. No le gustaba ya. Quería otra casi igual, que sólo cambiaba en unos detalles. Pintura y poca cosa más. A los demás nos parecía ridículo. Una chorrada como un piano. Y además le envidiábamos. Eso es. Nadie lo decía, pero era eso. Las nuestras estaban ya empezando con los achaques, las reparaciones caras, las averías por sorpresa. Cuando le pasaba algo de eso a alguno, Marcos no decía nada, pero sabíamos que por dentro no podía evitar estar muy ufano. Y, la verdad es que casi era peor que no dijera nada, en lugar de ‘tío, vaya faena..’ o ‘ bueno, eso es normal, se arregla y listos’. Que eso suena a falso que te cagas, vale, pero es lo que espera uno que tiene la moto jodida que le digas.


En fin, ya es igual. Su moto se queda el garaje. Emma no nos ha dicho que va a hacer con ella. Ha pasado un mes desde que tuvo el infarto en la oficina. Un mes ya, quién lo diría ..

Esta mesa ya no es la misma mesa de antes. Qué cabrón. Que razón que tenía.

3 de Febrero de 2011

miércoles, 2 de febrero de 2011

DIARIOS DE UN IDIOTA



Tengo que comprar calcetines.
Afuera llueve. Hace frío. Está gris.
Tengo que comprar comida. Ya no me queda.
Como avanza el año. Un mes menos, ya.
Todo está más caro. Como siempre.
Pero se están alargando los días. Aunque aún no se nota.

Tengo que comprar calcetines.


2 de Febrero de 2011
 
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