lunes, 5 de diciembre de 2011

LA MITAD DE DOS Y MEDIO




Abdul está hecho una mierda, pero sigue andando. No sólo eso sino que arrastra la Kalash como si fuera una escoba pequeña. Le va golpeando la pierna herida, pero él no parece ni enterarse. En la mano derecha lleva un par de folios doblados y bastante arrugados. Se detiene detrás del único árbol corpulento que hemos cruzado en mucho rato, y volviéndose bruscamente se me encara.

Apenas domino lo justo el farsi pero esta vez no me hace falta. Abdul me dice en un inglés primitivo, que apenas sale de su garganta, que lleve esos papeles a la Barbería de Abbas en Kabul , si salimos vivos de ésta, le falta añadir .

Se hace de noche y nos separamos. Lo hacemos porque es la idea más inesperada que pueda imaginarse. También es la última vez que veo a Abdul. Llevo sus papeles en el bolsillo de la camisa, donde se empapan de sudor poco a poco. Dos días después me acuerdo de ellos al llegar a un pequeño poblado del valle de Bamiyan .

Tras preguntar un par de veces, encuentro a un maestro de escuela jubilado que me puede traducir el abigarrado texto al inglés, aunque el anciano lo tiene muy olvidado y tengo que sugerirle palabras continuamente. Tras un par de párrafos me doy cuenta de que se trata de una confesión, y le arrebato bruscamente los arrugados papeles al viejo. Abdul confiesa que se ha dedicado durante muchos años al tráfico de estupefacientes, entre otras actividades igualmente glamourosas.

Me acerco al fuego de una hoguera en el patio trasero de una casa y arrojo los papeles a las brasas. Mientras espero como se consumen, pienso en si yo hubiera hecho lo mismo en su caso. Después, el pensamiento se aleja y suelto una carcajada.

A su memoria.


5 de Diciembre de 2011

sábado, 3 de diciembre de 2011

Joseph Conrad y yo




¿ Para qué reírse de tus zapatos gastados en la ternura ?

¿ Por qué abrir el melón de las ansias más guardadas ?

¿ Por donde nos perdemos detrás del tiempo que nos persigue ?

¿ Cuando llegaremos al final de nuestras miserias ?




Escribid y partir.

viernes, 2 de diciembre de 2011

APRIETA LOS DIENTES



- Ahí, detrás de ese árbol !!!

Se ha parado en seco. He tenido tiempo para evitarla, aunque por poco. Apenas hace media hora que estamos en marcha y odio los imprevistos. Toda mi vida los he detestado, y ésta parada lo es. Desciendo de mi montura con toda tranquilidad, como queriendo transmitirla, insuflarla. Pero estalla en pedazos al ver un segundo después lo que ocultaba el tronco del árbol.

- No te muevas.

Inútil consejo. Ha dado la vuelta con una rapidez y precisión hasta ahora desconocidas, y , en apariencia se ha teletransportado a una distancia segura detrás de mí .

Yo no puedo apartar la mirada de la criatura. Pequeña, delgada, de color oscura. Pienso en decir que se trata de una víbora, como si en un conjuro, la exclamación le restara peligrosidad. Pero no me da tiempo. Ante mis agrandados ojos, y a cámara lenta, se transforma en una enana juglaresca, que poco a poco, comienza a entonar un cántico extraño. A mi espalda oigo mascullar lentamente, ‘es el himno del Granada’…

Ahí me doy cuenta de que todo es un sueño. Es decir, sin ningún sentido…


2 de Diciembre de 2011
 
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