martes, 8 de marzo de 2011

FENÓMENOS Y DESTREZAS



Sábado por la temprana mañana. El coche corre por la autopista esquivando lentos vehículos de juerguistas. Sus ocupantes intoxicados no me ven, no me miran, me ignoran. Mejor.

No he dormido en toda la noche. Bueno , algo sí. Ya no recuerdo bien. He estado pensando. Y pensando. Y no llegando a ninguna conclusión. Hasta que ha sonado la alarma, como una bendición que me arroja a la vida. La vida real que me acoge dulcemente, sacándome del mundo de las sombras, Y con un par de tostadas, claro.

Empieza a amanecer. Los árboles cobran relieve. Veloces. Pienso en que uno de ellos cruzando de puntillas la calzada. Mi coche lo esquiva de milagro con mis reflejos prodigiosos y en el espejo retrovisor aún tengo tiempo de ver al árbol girarse en el arcén y mirar con admiración la trasera de mi coche . Sacudo la cabeza y todo vuelve a su ser. Los árboles echan raíces de nuevo. Miro el reloj y me digo que aún faltan un par de horas. Bien.

El navegador me sugiere un carril. Lo hago. Él sabe. Yo obedezco, inerme. Después anuncia que quedan 500 metros para llegar a su destino. Suena como el veredicto del Juicio Final, por lo menos . Encuentro un hueco para aparcar y me lanzo a él. Paro el motor, salgo fuera y entro en la sala de llegadas.. Entre un mar de caras preocupadas busco una que me sonría un poco. Como a media luz .

Como en un sueño .

8 de Marzo de 2011

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