viernes, 10 de diciembre de 2010

Materia Gris




“Me miro al espejo.

Hoy está peor que ayer.


No sé ya cuando empecé a fijarme. Tenía que haber apuntado la fecha en algún sitio. Ahora no puedo decir: hace veintisiete días y 6 horas. Al cuerno con las fechas. Primero pensé que tenía un leve hueco en una de mis mejillas. Supuse que se debía a la falta de una pieza dental, una muela, y quizá, a un inadvertido adelgazamiento.

También supuse que era una paranoia mía. Otra más. Una nueva. Destinada a aliviar el hastío de soportar las manías viejas. Cambiarlas por otra. Y seguir el rollo.

Unos días después, era imposible pasar por alto el agujero en mi rostro. Sin embargo, había algo más. Me pasé un buen rato delante del espejo. Abandoné el escrutinio. Tras un descanso volví a ponerme delante de mi imagen. Y lo vi. Mi ojo derecho parecía estar más bajo que el izquierdo. Corrí a por una cinta de medir y tomé medidas. Y las apunté en una libreta junto a su fecha.

Dos días después comprobé que las cifras diferían en un sentido. Mi ojo derecho cada vez estaba más bajo. La distancia de mi lagrimal respecto al centro de mi barbilla, disminuía. La cinta no mentía. Pero no hacía falta medir. Se veía a simple vista de mi ojo izquierdo, al que confiaba el escrutinio, temiendo que el derecho estuviera de alguna manera dañado.

Al día siguiente acudí al médico.”


- ¿dónde dices que encontraste esto?

Xenia se encoge de hombros y señala con la cabeza al bosque al mismo tiempo. Vuelvo al papel.

No hay nada más escrito en él.


10 de Diciembre de 2010

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