jueves, 9 de diciembre de 2010

El Pan de Todos los Días



Tu fantasma se pasea por ahí dando vueltas, con la pinta de siempre. Yo te veo. Y se que pretendes que me vuelva loca. “Cuando los Dioses quieren destruir a alguien, primero lo vuelven loco”. Cuantas veces me lo repetiste, cuantas. Pedazo de cabrón.


La habitación se calienta poco. Y eso que estoy con la calefacción a tope desde primera hora. Y con la música sin parar. Tengo que ir a hacer la compra, pero no tengo ganas. A la mierda.

Intento que mi cabeza esté ocupada todo el rato para escaparme de ti. Quien me lo hubiera dicho, a mí. Si me viera mi madre no se lo creería. Bueno, no, ya no se cree nada la pobre. Hace ya meses que no me reconoce cuando la visito en la residencia. A mí me da por pensar si pillaré también el Alzheimer, por mucho que diga el médico que no es hereditario. Como para fiarse.

Tú me metiste el miedo en el cuerpo, también. Con esa novela que me escribiste en la que recorrías toda mi vida. Decías que todo te lo inventabas, ya. Pero luego lo clavabas todo, como si fueras un jodido adivino del tarot de esos. No iba yo a que me echaran las cartas porque me cagaba viva de miedo , y luego ibas tú y escribes como perdía mi trabajo. Y luego lo de mi prima, que en paz esté. Y el internamiento de mi madre. Y cómo me dejabas por una tipa más lista. Más lista, pero menos guapa, cabronazo que la Mireia bonito sólo tiene el nombre.

Y mira que lo tenía fácil. Sólo tenía que haberte preguntado que es lo que tenía que hacer para olvidarme del todo de ti.

Seguro que hasta me lo hubieras dejado por escrito. Seguro.


9 de Diciembre de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Free counter and web stats