martes, 30 de noviembre de 2010

Instrucciones para Sonreír



Suele hablar todo el tiempo con ese tono que he aprendido a identificar como perfectamente falsario: sin decir una verdad ni a derechas ni a izquierdas. Hoy lo escucho distinto. Y pongo atención.

‘toda la mañana ahí metido. Menos mal que al final no se ha quedado ingresado..’

Le veo añadir entre dientes ‘el muy imbécil’, pero no, es una alucinación mía, quiero creer. Otro día lo hubiera dicho probablemente sin ningún complejo. Tan pancha. Se larga en dirección a la máquina de café. Sé, por tanto, que va a cargarse de energías, para seguir con más ganas.

Efectivamente, vuelve con el vasito de plástico ya en las últimas y acompañada por la becaria esa medio tonta. Hace buenas migas con ella. Claro, sabe que la domina como quiere, pero que conmigo pincha en hueso.

‘Ya destrozó mi coche hace dos años. Para una vez que lo cogió. Dí que esta, la culpa la tiene la cegata esa que le ha atropellado en el paso de cebra. Como para no verle, con lo gordo que está ..’

La becaria duda en reírse. Le asoma al rostro la intención. Para ser derrotada. Una no se ríe de los muertos ni de los heridos. Al menos, a la cara.

‘Pues suerte ha tenido que sólo está con antiinflamatorios y el collarín. Que un toque de un autobús tiene que ser como si te pega un elefante. Los críos del colegio que llevaba la elementa esa creo que estaban horrorizados, los pobres …’

Se me ocurre que no. Que los críos no estaban aterrorizados. Más bien curiosos ante la posibilidad de ver un tio reventado por la máquina que los lleva al cole. Un aparato sumiso y aburrido, pero también con mucho poder. Los críos no son como creemos que son. Lo que pasa es que se nos ha olvidado cómo éramos.

‘Bueno, me voy a poner a faenar, que con todo éste lío …’



Eso, ponte ya a currar. Vaga. Que se note que eres la jefa.


30 de Noviembre de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Free counter and web stats