sábado, 20 de noviembre de 2010

Recital para Voces Varias



Me mira de reojo. Pero la pregunta es seria. Impropia de una niña de ocho años, si. Para el que no la conozca, claro.

“Pues… algunas de ellas si lo están, otras no.”

He contestado la verdad. Pura y simple. La niña, Clara, me mira con cara inexpresiva. La mía intenta ser de lo más normal. Todo lo normal que puede estar después de que te pregunten si tienes amigas, aunque no estás casado. Y que acto seguido, ante tu respuesta afirmativa, te digan que si esas amigas están casadas o no.

Temo que me pregunte que como es eso de tener amigas casadas, o para qué, y me preparo para soltarle una colleja. De las amables, eso sí, que la cría no tiene mala intención. Supongo.

Otra niña la llama para jugar a no sé que con una videoconsola, y Clara parte como el rayo, completamente ajena al serio asunto que me acaba de plantear. Asunto que cascabelea en mi cabeza durante unos minutejos, pero que no olvidaré fácilmente.

Años después lo recuerdo con toda precisión, mientras leo la invitación a la boda de Clara y que viene a mi nombre. Únicamente. Me pregunto que dirá si le recuerdo la pregunta que me hizo. Y si se considerará de ahora en adelante, amiga mía.

20 de Noviembre de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Free counter and web stats