domingo, 9 de enero de 2011

Seres Imaginarios de Ayer y Hoy




Visionadores del futuro.


Hoy estoy flojeras. Esta cuesta no es para tanto. Un poco pesada si, pero la subo tres o cuatro veces a la semana. Igual es la edad. No, que puñetas, que va a ser la edad. Es el día tan gris y desagradable. Eso. Y lo vacío que están las calles, no ayudan. Para nada. Esta misma cuesta, con gente arriba y abajo, es la mitad de cuesta. Todo el mundo lo sabe, o debería saberlo.

Espera, ahí arriba se ven dos personas. Una parejita de vejetes. No demasiado vejetes, porque esos no bajarían por aquí, para luego, a la vuelta tener que subir la cuesta. Pero de todas maneras se les ve cascados, de lejos.

Un momento. Él me suena. Sí, uno de los del colegio. Si, el psicólogo. Entró en los últimos años que estuve, los dos últimos, no más. Ya entonces, nos parecía mayor el hombre. Ahora mucho más. Recuerdo que vino con su mujer, una impresionante rubia que traía a todo el alumnado loco. Al de un tiempo tuvo un accidente de tráfico. Una bofetada buena, puesto que volvió en silla de ruedas, primero, y muletas, después. Era impactante ver una chica tan guapa arrastrarse con las muletas, con las piernas visiblemente muy tocadas, pero sin perder la sonrisa. En un microsegundo se me aparece su cara tan agradable enmarcada por la melena rubia.

Al hombre le acompaña una mujer, entrada en años. Lleva el pelo corto, rubio. Cuando están a mi altura, me fijo en el rostro de ella. Al punto, me da un vuelco el corazón. Es ella, su rostro está deformado y sus piernas curadas, pero aún tiene esa mirada.

Sigo andando sin mostrar el menor reconocimiento. Ellos hacen lo mismo.


9 de Enero de 2011

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