domingo, 22 de agosto de 2010

Be Bop




Los chicos , la mayoría quiero decir, están escuchando música de jazz. Jazz americano del de verdad . Nos encontramos a sólo veinte millas de la costa de North Caroline , y el caso es que podemos sintonizar las estaciones de radio locales . La tripulación hizo una pequeña votación , para elegir entre 4 emisoras que recibíamos con buena señal , y salió ganadora una en la que estaban poniendo en ese momento a Louis Armstrong . El eco de la trompeta del negrata en las paredes del submarino provoca un efecto balsámico : he visto a los muchachos cargar uno de los peces en los tubos riéndose , y haciendo pases de baile grotescos . Normalmente , se cagan de miedo ante la posibilidad de que se les caiga , o pase cualquier cosa .

Thomas , el cocinero me ha apuntado la posibilidad de pescar algo , que cuando alguien esté tomando un baño de sol , que se ocupe de un aparejo , a ver si cae algún pescado . Le he replicado de mala leche , que bastante es que les deje tomar el sol , que si se piensa que estamos de cachondeo o qué . Y es que la poca profundidad de esta zona , a veces menos de treinta metros , me tiene muy preocupado . Muy poco margen para maniobrar .


Cierta es una cosa , que en caso de irnos a pique , tendríamos más posibilidades de salvar el pellejo con tan poca distancia hasta la superficie . De hecho , todos los chicos han practicado el escape del submarino , en un tanque de agua que reproduce el interior del u-boat . Yo no , je . El día que me tocaba , me puse enfermo. Suena a excusa infantil , pero es verdadera .

Nos hemos pegado un viaje de casi tres semanitas . Cruzar todo el charco . El barco lo admite , pues es un IX-C , de clase oceánica . Para la vuelta no nos llega el combustible , pero está previsto el que nos encontremos con un submarino de aprovisionamiento , una 'vaca lechera' , en el argot , que nos pasará , al menos , el fuel suficiente para llegar a Lorient .

Y , aquí, ahora , estamos escenificando nuestro papel más primario : sorprender a los convoys , donde menos se lo esperan , nada más salir de puerto . Cuando más tranquilos están .

La sensación que flota en el ambiente me recuerda a la del primer trofeo que obtuve . Trofeo de caza , mayor . De unas 15.000 toneladas . Me acuerdo de que en el registro de bitácora , anoté 14.815 toneladas . Seguramente , para ver si el comandante de flotilla , a la hora de leerlo , me decía : " ¿ contaste las 815 toneladas que pasan de catorce mil en persona , Heinrich? ¿ mientras se iba hundiendo , como el Titanic.. ?" , pero , para mi sorpresa el comandante Mauhle no dijo ni pío . Solo asintió con la cabeza . A la vuelta de la siguiente patrulla , me entregó la Cruz de Hierro . Qué menos .

Aquella vez , el tiempo era magnífico , pero yo tenía la cabeza en otro lado . Yo creo que estaba unos años atrás , saliendo de un cabaret de Berlín . No había bebido absolutamente nada , pero estaba ebrio . Debido a la cantante , ¿ o por la canción ? , pues la repitió tres veces al final . Un éxito . A mí , la música se me había pegado al alma . Así , medio aturdido salí a la Strasse . Allí contemplé como un individuo le montaba un numerito a una dama . El tenía esa , llamada 'edad indefinida' , la que tienen los perfectos cabrones. Estaba empujando a la chica hacia una berlina Mercedes . Pero , más que el gesto de posesión que indicaba el empujón , me fije en la cara de absoluta impunidad que tenía el petrimetre . Me sentí al instante , poderoso .

Era fácil . El Auto-Union de mi tío , cedido para mi usufructo esa noche , estaba aparcado a treinta metros . Se trataba de correr deprisa hacia mi auto , sin que la pareja se percatara de mi maniobra . Luego , arrancar presto , seguir al Mercedes hasta su destino . En la guantera del Auto-Union , estaba la Luger de mi tío Jan , un hombre violento , aunque inofensivo , que gustaba de enseñar el arma , por 'si ocurría algo , en estos tiempos que corren ...' . Estaba cargada , eso sí . Seguir al Mercedes hasta su destino no tenía problema alguno en las despejadas , aunque mojadas eso sí , calles nocturnas de Berlín .Mi mente , lejos de ofuscarse con el acto que planeaba cometer , se aligeraba , todo era muy sencillo .

Lo importante era no darle la menor oportunidad al repugnante reptil . Acercarse a la ventanilla del conductor del Mercedes en cuanto se detuviera definitivamente , antes de que este se apeara . Abrir la puerta bruscamente . En ese preciso momento , girará la cabeza hacia mí . El momento justo de descerrajarle un tiro en la tapa de su triste sesera . Es vital que haga ese pequeño movimiento , pues de continuar en posición de conducir , el disparo podría atravesar el cráneo del interfecto e impactar en la dama . Pero esa posibilidad era muy escasa . El cabresto intentará enfrentarse al imbécil que le abre la puerta de su magnífico coche ,.., y , adiós para siempre .

Cuando a través del periscopio contemplé como el primer pez hacia blanco, sentí que le había pegado el tiro al cerdo del Mercedes . Se acabó el arrepentimiento de no hacerlo aquella noche . Sólo me quedaba la duda de pensar si en el carguero de 14.815 supuestas toneladas habría entre 70 y 100 kilos de carroña humana . Pero , esto ya era una cuestión de ley de probabilidades . No era cosa mía .

Hoy hace un día anímicamente igual a aquellos otros . Suave , dulce . Hasta que me cruzo con Joel , nuestro siempre bien humorado electricista que me para , y me hace una pregunta :


-- ¡ Capitán! , ¿ no pueden cambiar la música ? la trompeta ésa me está volviendo tarumba .


Septiembre 2004

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