sábado, 16 de octubre de 2010

Añademe (2)




Puedo ser muy peligroso. Mucho. Pero no soy malo. Si no ves la diferencia es que no has entendido gran cosa.

Enrique y Jesús son de esos. Acabamos de tener una fenomenal. Una pelea. A veces me dan pena lo patéticos que resultan. Puedo verlo mientras mantengo una especie de indignación de cara a la galería. Pero sólo es una máscara. Estos quieren que vayamos a tocar a una gira cutre por Alemania. Hablan de Berlín, como si yo no supiera que aquello es lo más mugriento de Europa. La capital mundial de los perroflautas, eso es.

Lo que pasa es que así se quitan de encima a sus parientas un montón de días seguidos. Se quitan a unas y esperan, almas de cántaro, ponerse a otras entre las piernas. Así, cómo si fueran el Mick Jagger o uno de esos. Claro, claro. Montones de tías buenas, a las que, además, apenas entiendes (miel sobre hojuelas) , esperando que acabes la actuación para darle al fornicio como locas. Y con ellos. A veces no sé de qué guindo se han caído. Pero, vamos , en algún sitio se han dado una galleta que les ha afectado y les ha dejado con un exceso de ilusiones.

Y yo no sé porque no les sigo la corriente. Bueno, sí. Es que no quiero irme de gira. Yo sí que tengo una nena esperando que apague el ampli , guarde el bajo e irnos de fiesta. Que así lo dice ella. Estos me dicen que estoy encoñado, de la puta envidia que me tienen.

Total que al final, ni ensayo en el cobertizo de Jesús, ni nada. Del escándalo que hemos organizado hasta se ha asomado su madre. Y justo ahí se ha acabado el rifirafe. Y hemos vuelto a ser personas comedidas. Irritados pero tranquilos. En ese momento suena mi móvil. Es ella que llama para preguntar si hemos acabado el ensayo. Veo los ojos de los otros que me miran encendidos.


16 de Octubre de 2010

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