sábado, 23 de octubre de 2010

Los pájaros automáticos



Y va el tío y me dice que no le gusta Woody!!!

Hace ya dos horas que estamos montando varios muebles de Ikea. Mi prima Clara siempre ha considerado que soy un perfecto manitas. Le dije por teléfono que nunca había montado uno de esos y ella respondió con una sola palabrita: ¡pamplinas!. Cuando colgué me dí cuenta de que aunque estaba de moda ( los muebles suecos, no , la palabra ), mi prima no la empleaba con el significado que tiene hoy en día. No me extraña. Siempre está viendo cine clásico.

No ha pasado ni media hora antes de pegarme un corte en la mano. La sangre ha manchado un poco la tapicería de una de las sillas suecas. Clara ha dicho que no pasaba nada y me ha traído el botiquín. Por dentro estoy seguro de que me mordería la mano en lugar de curármela, pero no tiene más remedio que aguantarse. En esas situaciones disfruto. Lo admitiría públicamente incluso, en otras circunstancias, claro.


Madi se ha venido conmigo en lugar de quedarse en casa. Antes ha tenido que jurar que no iba a colaborar en el montaje y mucho menos hacer algún comentario. Fiel a lo pactado se ha sentado en el sofá del salón y se ha puesto a cotillear los libros y películas de Clara con total descaro. Me gusta cuando se porta como una cría de nueve años. Supongo que ella lo intuye porque lo hace a veces sólo, o sea que no es natural. Hoy lo prefiero a que intente ayudarnos a Clara y a mí.

Después de hojear y leer trozos de media docena de libros que va amontonando en la esquina del sofá, la emprende con las pelis. Al de un rato oigo que llama a Clara. Veo a lo lejos que sostiene dos películas iguales en cada mano, mientras repite : ‘repe..repe..repe’. Clara deja el montaje y se acerca al sofá. Le oigo decir que una era un regalo. Me concentro otra vez en la llave allen y en los tres tornillos que faltan por apretar.

Las oigo partirse de risa. Mi sexto sentido me hace caer en la cuenta de que están refiriéndose a un hombre, o al sexo, o a los dos a la vez que es lo más probable. Mi quinto sentido me dice que no meta las narices en la conversación. Mucho riesgo de salir chamuscado. Dos tuercas. Clara y Madi siguen hablando pero no distingo bien las palabras. Una tuerca. Dejo la llave y me acerco al salón lentamente.

Clara tiene una de las pelis en la mano y hace ademán de lanzarse a la cabeza a Madi con gesto entre divertido y agresivo. Madi se protege echa un ovillo en el sofá con un rictus de alegría. Clara se detiene en el último momento y se desmorona en el sofá al lado de Madi. Las dos echan a reír.

¡¡ Encima de que se la regalo al muy capullo, va y me la devuelve!!

Las veo felices por unos instantes. Pienso de repente en lo corta que es la vida. Y vuelvo con los muebles.

23 de Octubre de 2010

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