sábado, 16 de octubre de 2010

Añademe (3)


Me la encuentro llorosa. Veo por sus ojos enrojecidos a la luz interior del coche, que ha estado lagrimeando un buen rato. La cara muy pálida. Pienso en que está en malas condiciones para conducir, pero ahí está mirándome hundida detrás del volante.

Detesto las escenitas. Pero en ésta no he tenido nada que ver. De momento.

Espero a que ella hable primero. Y a que lo haga antes de que vuelva a echarse a llorar. Entretanto empiezo a barruntar de qué va la historia. Saco un cigarrito y lo prendo con el zippo. Sé que ella me tiene prohibido fumar en su coche, sí, pero lo hago para comprobar cómo reacciona. Ella me lo quita de la boca y lo tira por su ventanilla. Estupendo. Eso quiere decir que no está jodida de verdad.

Acto seguido empieza a hablar con un tono bajo. Bajo y lento. Se resiste a pronunciar su nombre. La obligo a ello lanzándole en el momento preciso un ¿quién? al que no puede contestar de otra manera que con el nombre de su ex. Con lo que me cuenta se me hace evidente que lleva una buena temporada en contacto con él. Y ahora la ha amenazado con no sé que historias de fotos y videos. Bueno, sí se que tipo de historias son, pero ahora no quiero meterme en detalles.

Claramente, ahora es mi turno. Vacilo un poco por que no sé si decirle que ésta es la oportunidad que llevo esperando tanto tiempo. Pero no quiero parecer ansioso, como un lobo que ve por fin un corderito en las profundidades de la noche, ya cerca del amanecer. Adopto un tono calmado para preguntarle que quiere que haga. Me mira como incrédula, antes de responder que no es un tema en el que tenga que involucrarme en absoluto.

Ella sigue hablando, pero ya no la escucho. Dentro de mi cabeza un lobo está aullando, poderoso, a máximo volumen.

16 de Octubre de 2010

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