viernes, 10 de septiembre de 2010

Advertencias sobre la muerte (y 4 )


Después de andar poco más de 100 metros por el arcén, a la altura del Cosmo Caixa, encuentro aceras peatonales. Creo que voy en la buena dirección, pero por si acaso, le pregunto a un jubilado que está con un perrillo. El tipo me da unas indicaciones perfectas. Ganas me dan de darle un abrazo, o al menos una palmada en la espalda, pero no quiero asustar al vejete.



Seguro que Albert estará llamando a Clara en estos momentos. Seguro. Siempre le cayó bien. Si a ‘caer’, le damos un significado amplio, claro. La verdad es que me da igual. Clara es una persona tóxica. Para mí lo ha sido. Supongo que con el resto se comportará igual que conmigo. Porque iba a ser distinto.





Giro hacia la derecha para subir hacia el Carrer de Carles Ribas. Supongo que Clara quiere presentarse hoy, pero llama antes para ver cómo está el patio. Albert le dirá que venga si quiere, por supuesto, así que luego lo más seguro es que nos veamos las caras.



Veo como el taxi con Albert dentro sube por el Carrer. Albert va a llegar un rato antes. Mejor.



El calor me ahoga en las cuestas. Intento que mi cara no lo refleje. Me miro en los cristales de las casas a ver que pinta tengo. Mi madre le decía lo de los bombones a Albert , y a mí, que siempre estaba espiando los espejos. Decía, ‘espiando’, a propósito, para que pareciera algo interesante mi manía. A mí me fastidiaba de todos modos.



Ya sólo quedan unos metros para el número 10 .Veo la puerta del Tanatorio Sant Gervasi . Ya he llegado. Dentro nos espera la tía Andrea. Por última vez.



6 Septiembre 2010

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