lunes, 20 de septiembre de 2010

La Persistencia de la Memoria


Nico, ven!!! , atiende a estos señores, que yo no sé lo que quieren ..



La tienda está a media luz. Nico aparece rápidamente. Lleva una gorra de baseball y tejanos negros. Amanda le sonríe. Yo, también le sonrío y soy el que le hablo.



Estamos buscando un mortero. De plata. Para un regalo.



Ah, un mortero. No les había entendido al principio. Deja, Nico, que ya les atiendo yo.



El anciano desaparece detrás de unos biombos. La tienda parece más polvorienta a medida que la vista se pasea de un lugar a otro. Me sorprende ver al lado de unas muñecas de porcelana un Epi de peluche. Hay una colección de tazas de todo tipo sobre una mesa que se desparrama por todos los alrededores. Se oye un zumbido producido por el tic tac de docenas de relojes.



Que les parece éste..



El anciano lleva varios morteros en su regazo. Ninguno es de plata. Espero a que Amanda se lo haga notar, pero no dice nada. Tengo que improvisar algo rápido.



Media hora después abandonamos la tienda con dos abultadas bolsas. Cada uno. Nos miramos a la cara con esa expresión de culpa y de ‘no lo haremos nunca más’. Pero ambos sabemos que el arrepentimiento tiene una vida corta.



Hasta el día siguiente. Todo lo más.



15 de Septiembre de 2010

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