jueves, 23 de septiembre de 2010

Expiación


¿Se considera esto terapia?

Paul enciende su zippo de gasolina. La llama ilumina desde abajo un billete amarillento, de 200 napos. Un par de segundos más tarde, la llama muerde una esquina del billete y empieza a trepar hacia arriba muy lentamente. Tanto es así que alguien apunta a que el papel del billete debe de tener algún tipo de retardante. Un minuto más tarde sólo quedan cenizas. Los chicos aúllan a la vez.

Otro, Otro Otro ….

Lo piden con el mismo entusiasmo con que se pide un bis al final de un concierto. Con la seguridad de que serán atendidos sin ninguna duda, porque la canción ya está preparada y porque el entusiasmo una vez iniciado no se detiene fácilmente.

Paul coge otro billete del montón y lo acerca a la llama del zippo que no ha apagado. Cambia de idea en el último momento y vuelve a poner el billete con los demás. Entonces toma todo el taco de billetes y lo coloca bajo la llama. Paul gira poco a poco el taco como un pollo para que coja fuego por igual. Entre tanto, los chicos se han vuelto locos y saltan y gritan poseídos. No sé como Paul va a poder tomar el control de nuevo.

¿Qué hemos quemado?, ¿qué? Señores….

Paul se ha subido a la mesa y sostiene en lo alto el encendedor con su llama. Los chicos se van calmando, o tal vez esperan a ver que va a pasar ahora. Paul cierra el zippo bruscamente. El clic metálico se oye como un disparo.

Hemos quemado papeles. Celulosa tintada. Aquel que piense otra cosa puede largarse. Ahora mismo.

Veo caras desconcertadas. El silencio es helador. Uno levanta la mano como para pedir la palabra, pero la baja de inmediato. Creo que se ha dado cuenta de que en una misa es poco correcto interrumpir al cura.

22 de Septiembre de 2010

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